La Previa [mudslide:picasa,0,tiguala5,5551485752424814625,102,230,right]
Por: Juan Pablo Castañeda[mudthumb:picasa,tiguala5,5551485752424814625,102]
Un viaje de tropa pensado como un viaje de clan
Primero debo decir que quien escribe estas líneas es un dirigente novato, que ha tenido la grandiosa oportunidad de vivir cada una de las facetas de la vida Scout, desde la magia de la manada, el aprendizaje y el hacer en la tropa, el trabajo y la aventura del clan, (no tuve la oportunidad de ser caminante) y ahora desde la dirigencia de tropa. Ahora, ¿qué puede pasar cuando se transforma la mentalidad de un viaje planeado para rovers y convertirlo en un proyecto de tropa?. Hay que decir que fue osado intentarlo, y que mi cercanía a la vida Scout así como a mi cercana partida me permitió hacerlo, y con la mentalidad de vivir grandes cosas y con la inigualable ayuda e invitación de Sergio Vargas, planeamos este evento con el cual llegaríamos a la tierra del Bambuco, esa que queda “al sur, al sur del cerro del Pacandé”, y nos fuimos entusiasmando y como un cuerpo colegiado la Jefatura de Tropa se unió en pos del viaje, y los muchachos no fueron ajenos a nuestra invitación; sin embargo, el clima arreció y nos preocupó por el estado de las vías y algunas dificultades impidieron que más personas de nuestra tropa asistieran. Eso no impediría que lo intentáramos y con los que pudieron nos subimos en el bus.
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De la sombra al sol: Desierto de la Tatacoa
Partimos del Terminal de Manizales a las 7:00 P.M. solicitando una tregua al fuerte invierno que arreciaba en la ciudad, y partimos poco a poco recorriendo las tres capitales que forman el triangulo cafetero, avanzando por los sinuosos caminos de Caldas, Risaralda y Quindío, y luego el ascenso siempre dispendioso del alto de La Línea, donde padecimos los rigores de un largo viaje, más las continuas paradas en los Monta-Llantas, que prolongaron un poco el viaje. Luego Ibagué y el cambio de clima, de colores… hasta el río Pata y la llegada al departamento que nos acogería en sus brazos bajo la imponente vista del cerro del Pacandé y los inmensos arrozales. Así, poco a poco nos internábamos hasta llegar al terminal de Neiva. Gran recibimiento el que tuvimos en el terminal ¡Sergio Vargas, Javier Cerquera, Maria Alejandra Cerquera (hija de Javier)!,… Desde ahí, sabíamos que todo iba marchando bien, además del reencuentro con la delegación del Huila que asistió al Jambol. Partimos al Instituto de Formación Scout Salesiana «La Enseñanza» donde nos esperaba Enrique Charry, el Jefe regional, quien nos acogió en su plantel educativo, y tras un afanado desayuno y sin mayor espera, partimos de nuevo al terminal donde abordaríamos un colectivo hacia Villa Vieja, en estribaciones del Desierto de la Tatacoa, donde veríamos los contrastes de color así como la vegetación árida, y luego de una larga caminata rebosante de grandes escenas y hermosos colores llegamos a un lugar donde nos esperaba una riquísima comida: ¡Carne de chivo!. De nuevo al desierto donde tuvimos literalmente un caluroso recibimiento, y compartimos con nuestros acompañantes, además comimos lo que se podría llamar el fruto del cactus “cabeza de negro” que produjo estragos estomacales innecesarios de nombrar…. ¿sería por comer en exceso?.
De nuevo a la ciudad. A eso de las 7:00 P.M. y teniendo en cuenta que era 7 de diciembre, nos encontrábamos compartiendo con otros hermanos Scouts el popular y reconocidísimo ‘Día de las Velitas’. En lo personal afirmo que es el día mas bonito de navidad, porque las personas saltan a la calle, ésta reluce de mil colores y se conocen los vecinos de los barrios, los niños corretean y roban parafina para hacer travesuras. En fin… con todo esto, nuestros anfitriones nos invitaron a una procesión que recorrería la ciudad y llegaría hasta la Plaza Santander, luego se haría una misa en honor a La Virgen, y así fue haciéndose tarde y luego una noche de películas, buen final para un largo primer día.
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Al Golfo… ???
Después viajaríamos a uno de los sitios turísticos de la región, ‘Playa Juncal’, donde hay un bastantes piscinas, toboganes, entre muchas atracciones, en donde pasamos una grandiosa tarde, lanzándonos por la tirolesa y por cuanto tobogán hubiera, en lo que de manera jocosa llamamos el «Golfo del Huila». Pero algo nos afanaba desde temprano y nos llenaba de ansiedad: El Once caldas, el equipo representativo de nuestro hogar se batía contra el Deportes Quindío, quienes eran rivales directos para disputar la final del fútbol profesional colombiano. Así, muy animados y asoleados, llegamos a la ciudad; no conocíamos mucho así que paramos en el primer televisor que vimos y en un lugar que tenía que ver con un noble e inofensivo cereal (La Cebada, que allí expendían fermentada), nos vimos el partido que nos permitió llegar a la final (paso a paso). Que felicidad que ganara el Once Caldas, y que bulla la que hicimos cantando del uno al 11 y entonando, entre otras, el pasodoble “Feria de Manizales”. Luego de ello, a caminar por la Avenida La Toma, mientras dos de los dirigentes nos escapábamos para hacer la comida e invitar a todos nuestros acompañantes y anfitriones a unos humildes espaguetis a la boloñesa, deliciosos por demás.
Al malecón y a la diversidad
Somos un país de contrastes y de culturas, somos diferentes y pertenecemos a un mismo entorno, estamos abocados a la diversidad, y estando allí, invitados a descubrirla, caminamos por la toma, por el Malecón a orillas del río Magdalena, hasta La Gaitana y su bella historia, continuando por la ciudad, para terminar en el centro comercial San Pedro Plaza, donde entramos a cine, y tras una polémica discusión, finalmente nos vimos MEGAMENTE; probamos una deliciosa fruta inexistente en nuestra región: La Chulupa (me encantó el granizado de chulupa, gracias a que nuevamente Sergio Vargas, nos indicara donde disfrutar de uno bien delicioso). En general este día turisteamos por toda la ciudad llegando a conocer hasta el cementerio central y conociendo su tumba más visitada.
Pero aun faltaba la noche y no podíamos pasarla en vano; nos fuimos para los termales de rivera. Allí, el agua termal purificó alma y espíritu, y concretó lo que hasta ese momento había sido un gran tour por el Huila, y con la gran expectativa, porque en la madrugada del día siguiente nos reuniríamos con toda la delegación que participaría en el Tinku Wawki, y rumbo al municipio de San Agustín partiríamos… .. a las 3:00 de la mañana, llenos de emociones, expectativas, recuerdos por lo vivido y lo conocido…… pero esto será en el próximo capítulo de esta historia.
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