Soy la hermana mayor siendo aún la menor
4 mayo, 2020

Por: Marianela Lopez – Aguila Sabia

¡Escribe un artículo! Tres palabras que asustan a cualquier estudiante promedio de letras. ¿qué escribo? ¿qué cuento? Preguntas que no me dejaban dormir y que algún día estarán entre mis publicaciones de “preguntas y reflexiones nocturnas (¿o matutinas?) que a nadie le importan”. Así que si, luego de un par de días llega súbitamente la inspiración a mí, Soy la hermana mayor siendo aún la menor.

Desde que tengo memoria mi hermano mayor ha sido scout. El Grupo IV Pirsas es un hecho y la mitad de mi vida, pero el simple hecho de ser niña me hacía distante a el. Siempre veía como todos los sábados mi abuela despertaba a mi hermano para irse a sus reuniones scout mientras yo me quedaba en casa. Sus campamentos, excursiones y actividades con el paso de los años se volvían más evidentes para mí y mal haría yo en decir que celos no sentía.

Era 2009, mi mamá, mi hermano y yo nos dirigíamos al “día de la familia Pirsas”, mi yo de nueve años veía como todos eran tan amigos, tan felices, tan hermanos, y a pesar de no tener muy claro que estábamos celebrando, era un lugar feliz. La tarde de ese día anunciarían la gran noticia; las niñas serían parte del grupo. No fue sino hasta el siguiente año, el día 6 de febrero del 2010, mi mamá me dice que ya es hora y sería mi primera reunión ( la presencia femenina en el grupo sería un hecho y un camino sin retroceso); tenis negros, jean oscuro, correa y camiseta blanca, “mamá parezco un niño” , “ no importa, así es él uniforme, póngase unos aritos” -¿les he mencionado que para mi mamá siempre será imperdonable verme sin aritos?-

Llegamos a Colseñora y un montón de niños uniformados estaban ansiosos y esperando, ¡ya habría niñas!, para mi sorpresa y la de ellos, la única niña era yo. “Ahora eres parte de la manada y aquí todos somos hermanos”, al ritmo del libro de la selva y de una reunión de tres horas, empezaría lo que sin saberlo se volvería un estilo de vida. Bastó solo una reunión para comprender que allí era donde pertenecía. Era la hermana menor, la única niña y a quien entre todos iban a cuidar, no se alcanzan a imaginar lo valioso que fue y es esto para mí. Mi vida scout y personal se formó alrededor de niños que me enseñaron lo que es una verdadera amistad, un cariño incondicional, lo que es una hermandad que no se une por lazos de sangre.

La tropa nos esperaría y con ello nuevos retos y amistades, en pocas palabras una nueva vida. Un hecho histórico para el grupo, el primer «Gran Clamort» femenino, (26 de agosto del 2011) todos los scouts que leen esto entenderán que la tropa siempre será la mejor maestra de vida que uno elija, porque es ahí cuando se entiende mejor que en ninguna otra rama, lo que es ser scout, cuánto valen las personas que tenemos a nuestro alrededor y las situaciones que vivimos. Pero, sobre todo, el valor del tiempo.

Mi paso por comunidad fue una de esas situaciones que dejan una enseñanza para toda la vida, mi generación scout empezó a desaparecer y ahora ya no era más la niña consentida, ahora era la mayor, rodeada de una nueva generación que me costaba comprender, pero que al final ocupó un lugar muy especial en mí, una generación que aunque suene gracioso, agregó a mi apodo y nombre la palabra “mamá” , ahora era “mamá nella”, ( ¡a mis 17 años! ) de esto solo puedo decir que en mí sembraron la seguridad y el cariño de seguir cuidándolos como lo que son, mis hermanos menores (¿o mis hijos?) ellos jamás lo entendieron cuando se les decía, todos tienen el potencial y la fuerza para ser mejores de lo que ya eran. – muchachos, siempre se los dije y se los diré; el mundo es de los mejores y sin duda ustedes lo son-

A mí Clan, mis hermanos, mis parceros, mis niños; mis experiencias con ustedes y el valor de su presencia en mi vida es grande, esta historia apenas se está construyendo y aún no merece ser pública a los demás, pues no lograrían entendernos y se quedarían cortos para comprender todo lo que tengo para decir, sólo se que aquí vamos y vamos por mucho más. A mis dirigentes, las personas que me vieron crecer y ví crecer, que contribuyeron a mi formación y hacer de mí lo que soy hoy, gracias por insistir y nunca desistir, pero, sobre todo, por ser ejemplo del tipo de persona que quiero llegar a ser, gracias a ustedes hoy puedo decir todo esto. Y mí mamá, que sin ella, mi historia de vida sería otra

Crecer jamás será fácil y es de las cosas más traumáticas de la vida, – y en mi caso, es un decir- pero crecer siendo la hermana menor para luego convertirme en la mayor, es de las cosas que nunca podré explicar en palabras, porque no se alcanzan a imaginar cuanto me llena estar en la última parte de la formación viviendo de mis recuerdos cada vez que oigo y veo a un niño de manada riéndose, a la tropa presentando con orgullo, a la comunidad con esas ganas de superarse y salir adelante, y a mi amado clan, lleno de tanta hermandad de tanto amor y sintiendo que a pesar de ser la más antigua, sigo siendo la hermana menor, pero con la mentalidad de mayor y lista para servir.