Misión Génesis II: «Creando un Nuevo Mundo»
17 junio, 2010

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Luego el hombre descubrió un mar en los cielos…

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Nuestra exploración de los cielos no se detiene, ahora la meta era Europa, una gélida luna del sistema Joviano, la cual a pesar de sus difíciles condiciones aparecía como uno de los pocos lugares capaces de albergar a la raza humana.

Decidimos enviar dos equipos especiales de exploración, uno formado por Rovers, y el otro por Caminantes, para que seleccionaran el mejor lugar para la creación una colonia en la mencionada luna.

El lanzamiento se efectuó el viernes 2 de Abril a las 5:00 A.M., la nave que abordamos  resultó particularmente incómoda, su piloto decidió abandonarnos justo a la mitad del camino, lo cual cambiaba dramáticamente los propositos de la misión, transformándola de una misión de exploración en una de supervivencia.

Vagamos largamente por el espacio, extremas temperaturas, el peso de nuestro equipo y las tormentas de meteoritos (granizo), presagiaban lo peor. Fue solo hasta que un viejo explorador que viajaba en su nave, se apiadó de nosotros y decidió llevarnos hasta las inmediaciones de Júpiter (Vereda La Leonera).

Ya en el sistema Joviano, lo que debía ser un descenso rutinario, se convirtió en un ascenso infernal, «ah malaya sea la hora en que decidimos hacer caso de los antiguos astronautas Guillermo y Joaquín quienes decidieron ponernos en esta aventura». El sol se ocultaba y las temperaturas caían aún más. El rostro fatigado de Alejando era el fiel reflejo de lo que ningún astronauta, por más del IV que sea, debe pasar jamás.

Llegamos al sitio de aterrizaje, era un antiguo campamento, el cual había tenido mejor pasado que presente, estaba prácticamente destruido. Nuestra primera preocupación fue calentarnos, la hipotermia era una inmensa amenaza, para nuestro infortunio, la vieja estufa del campamento por más que Juaco la prendiera jamás pudo calentar nuestra aguapanela. Los astronautas Guillermo y Alejandro no llegaban, la noche era la más negra de la que tubieramos memoria, lo cual aumentaba nuestra preocupación.

En una heroica maniobra Juaco y Juan Pablo Partieron a buscarlos, pero después de más de una hora de búsqueda no hubo resultados. El resto de la noche la preocupación y el frió fueron nuestro acompañante, literalmente estábamos más unidos que nunca (especialmente Juan Diego y Jorge Mario).

La mañana siguiente por fin llegaron los astronautas perdidos, narraron cómo tuvieron que construir su refugio en medio de un bosque de frailejones, y cómo Alejandro durante toda la noche en medio de sollozos decía: «Memo no lo lograremos».

Como buenos Scouts que somos decidimos salvar nuestra misión, y en la tarde emprendimos marcha hacia la llamada laguna «Corazón», allí recolectamos la mayor cantidad de datos posible para la fundación de la colonia, en la noche preparamos nuestro informe, para luego comer unos deliciosos pedazos de sal con una pizca de carne.

La tripulación decidió honrar al astronauta Juan Pablo Castañeda con la orden»Jorge Enrrique Duque Linares», ya que solo los experimentados ojos, y la poética lengua de dicho astronauta pueden narra las bellezas por todos presenciadas

Al día siguiente decidimos emprender el camino de regreso a la Tierra (Manizales), con la firme intención de JAMÁS regresar a tan inhóspito paraje, o por lo menos, hasta la próxima vez que Juaco nos invite.

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